dimecres, 8 de juny del 2011

Nos vemos entre tostadas...


¿Qué mejor título que ese, no?
Uno de las peores sensaciones que he podido sentir día sí y día también es tener muchas ganas de expresar, manifestar, declarar, exteriorizar, revelar, decir, pero sobretodo, gritar y exteriorizar todo lo que llevo dentro.
¡Sí señores, una de las peores sensaciones con las que te puedes topar!

Bueno, empecemos por contextualizar brevemente la historia:

Cierto día de verano, concretamente en el mes de Agosto, partíamos hacia Alemania haciendo una pequeña parada en Madrid, ciudad a la que no le tenía mucho aprecio; siempre he pensado que una ciudad sin mar no es una verdadera ciudad, a día de hoy me como mis palabras, ya que lo más preciado que te puedes encontrar en una ciudad no es el mar, sino mucho más.

He aquí el principio del fin, como se dice en muchas ocasiones.

Llegada a Alemania sobre las 20.00h, visita nocturna por la capital; preciosa, me encantó, actualmente es mi ciudad favorita y en la que pienso hacer una gran parada que abarcará parte importante de mi vida, aunque claro, te hablo de un futuro no muy lejano, pero en realidad, nunca sabes lo que te deparará el futuro. Aún así, soñar es gratis, igual que mirar.

En fin, a lo que vamos. Entre tantas grandes personas que conocí en mi estancia en aquella bella ciudad, había cierta personita a la que, por una parte me entusiasmaba conocer, pero que por otra, también experimentaba una especie de pánico. Pánico porque no iba a ser una simple persona, sino una de esas personas que me quitan el sueño por las noches, a la que me es imposible mirar a los ojos, con la que soy incapaz de no notar nada en mi interior cuando la tengo cerca, una persona muy poco previsible e intrigante a la que te mueres de ganas por conocer pero eres incapaz de soltar algo decente por esa boca, o simplemente, te dedicas a escuchar, que aunque parezca mentira, de vez en cuando se me suele dar bastante bien.

Pánico porque no iba a ser una persona más en mi vida, ¿y sabes por qué? Porque nunca me pueden prometer que tendré ese abrazo que tanto ansío y que al final no se cumpla. "No prometas nada que no puedas cumplir", que gran verdad.

¿Nunca habéis notado esa pequeña espinita que se te queda clavada cuando sientes que te has dejado algo por hacer? Creo que algo así me pasaba, pero aunque habitualmente sea muy pesimista, suelo conseguir lo que quiero. Esta vida me ha enseñado a arriesgar, a luchar y sobretodo a mirar por mi, parece que tenga 40 años y en realidad no tengo ni 20, pero sí, es así. Siempre me he preocupado del entorno, del que dirán, de las miradas, no sé, siempre me he preocupado de cosas sin importancia, pero pocas veces de los pequeños detalles.

En aquel viaje conocí a una gran persona, que difícil es continuar...
En aquel viaje conocí a una persona indescriptible, todas las palabras del mundo sería pocas para ella, sólo sé que me encantaba hablar con ella, que me encantaba mirarla, observarla, analizarla, fijarme en cada movimiento, en cada expresión, en sus manos, en su espalda, en sus ojos, en su sonrisa, en su pelo, el ver como necesitaba dormir pero era incapaz de hacerlo, en su afición por la lectura, en su entusiasmo por conocer mundo, y poco a poco iba conociéndolo más y más a través de todos esos pequeños detalles, que aunque parezcan nada cerca del todo, te daban miles de pistas para seguir indagando y examinando, porque quedaban infinidades de huellas por descubrir. Era como una niña pequeña que pretendía con todas sus fuerzas acabar de completar ese puzzle de 100 piezas tan difícil que le regalaron por Navidad, al final sucedió así, pasaron los diez días y fue incapaz de terminarlo.


Como podréis suponer, la historia no finalizó bien, en realidad nunca terminan como en las típicas comedias románticas, pero siempre tienes una mínima esperanza de que te pueda pasar a ti, de ser afortunada, aunque fuera por un mísero instante. La mejor respuesta fue: "Nos vemos entre tostadas pequeña", fantástica despedida, frase que no se me olvidará nunca, tiene un significado demasiado valioso para mi, pero simplemente me decanté por pensar que no era mi momento.

Dos años después regresó a Madrid, al final acabará gustándome más de lo que pensaba, y después de tanto insistir y persistir, conseguí lo que más deseaba, mi abrazo y mi deseado instante. Pero podría describirlo como uno de los mejores instantes de los que he podido disfrutar en esta vida, sólo que ahora sabe a poco. Las personas somos así, siempre nos quedamos con ganas de más y más y somos incapaces de conformarnos con lo que tenemos.

En primer lugar, gracias por regalarme ese instante tan anhelado, no lo cambiaba ni por todos los bienes y el dinero del mundo. Significa demasiado para mí... Quiero darte las gracias por tratarme como lo haces, como una persona y no como una niña, por mirarme, por sonreírme, por rozarme sutilmente con tus manos, por ponerte mínimante nervioso aunque pretendas aparentar que no lo están, por esas largas conversaciones a las tantas de las madrugadas vía redes sociales, y por demostrarme que, aunque sea poco, te importo y formo parte de tu vida. Gracias por aguantar un sms tras otro, y sobretodo, por darme la oportunidad de conocerte, de seguir investigando. Gracias por hacerme creer que no estaba loca, que era solo cosa mía, que al fin y al cabo, era cosa de dos, las miradas eran mutuas, las sonrisas eran mutuas, los nervios eran mutuos...

Sobretodo, gracias por ser como eres, y por, inconscientemente, dejar que te quiera tanto y dejarte querer tanto.

Supongo que terminé, pero esto no acaba aquí... Pretendía decírtelo vía red social, pero creo que, a pesar de que me des calabazas, esto es mucho más original jeje

¿Sabes?, creo que deberíamos irnos de viaje...

No le cuentes al mundo donde vas, sólo diles que necesitas despejarte, vivir y estar solo. ¡Viajemos! Cinco días juntos, algo económico pero con encanto. Me adapto a todas tus condiciones, a TODAS, fecha, lugar, tipo de viaje... No te lo puedo poner más fácil. Y sobretodo, no te equivoques, lo más importante es disfrutar de tu compañía, tenerte cerca...

Ahí queda eso, lo dejo a tu elección. Espero que esta vez no lo pienses tanto, no pierdes nada, arriesga, vive, disfruta... Al menos piénsalo...

Lo peor de todo es que, no entiendo porque no para de salirme cierta sustancia líquida por mis dos lentes cóncavas a las seis de la mañana, que sensación más lamentable...

Nos vemos entre tostadas... o no...